entre el revisionismo y la recuperación de la memoria
corren tiempos extraños para este bendito país. Otegi y Zapatero embarcados en un proceso de paz en el que, sorprendentemente, no todo el mundo parece estar dispuesto a remar en la misma dirección. escándalos de especulación urbanística anegando las cloacas del estado y saltando al exterior justo, simple coincidencia, eso sí, en vísperas de unas elecciones municipales que, siendo de por sí decisivas, y más para los propios especuladores, se presentan aún más como preludio de las, a priori, complicadas e intensas generales de marzo de 2008. intercambio de vídeos acusadores para sonrojo de los que creemos que la política debe ser algo más que peleas de patio de colegio dirimidas bajo el dudoso argumento del “y tú más”.
y en medio de todo este estruendoso descrédito y desprestigio de nuestra clase dirigente nos encontramos con un rincón de la vida social y política donde aún está representado con total fidelidad el mito, no tanto, de las dos Españas.
cuando Zapatero alcanzó la presidencia una de los puntos fuertes de su Ejecutivo en materia de política social iba a ser un proceso que dieron en llamar “recuperación de la memoria histórica” [PDF]. consistía éste, muy someramente, en una rehabilitación judicial y moral de las víctimas del franquismo a través, entre otras actuaciones, de la reapertura de fosas comunes, revisión de expedientes y juicios a presos republicanos o entrega de indemnizaciones. al margen de lo apropiado o no de esta política, lo que el tiempo ha terminado poniendo de manifiesto es una de las mayores carencias del gobierno socialista, a saber, su capacidad para no contentar del todo a nadie, su molesto y desesperante esfuerzo por nadar y guardar la ropa constantemente. que a la derecha rancia y secular de este país no le iba a gustar todo esto era algo que estaba meridianamente claro, por eso resulta incomprensible la consideración que Zapatero y los suyos han querido demostrar con aquellos que no son otra cosa que los herederos directos de los ejecutores de los crímenes que ahora se tratan de rehabilitar. pero el mayor demérito de este gobierno ha sido dejar inconforme a aquellos a los que iba dirigida esta actuación. para algunos se ha tardado mucho en actuar (IU y ERC), para otros se ha hecho con tibieza y los hay que pensamos que todo esto desprende, como en la mayoría de las actuaciones, sobre todo en el terreno social, del gobierno ZP, un tufo a autocomplacencia y propaganda que reviste, finalmente, a cualquier tipo de gesto de una falta de credibilidad que lo deslegitima volviéndolo en su contra. se trata, básicamente, de que, detrás de cada fosa abierta, cada matrimonio gay, cada inmigrante legalizado o mujer maltratada atendida, vemos un documental en la televisión pública (la de todos ¿se acuerda, señor presidente?) contándonos lo tolerante e integrador que es este gobierno y justo detrás nos parece estar viendo a la paridad ministerial con Zapatero y la vicepresidenta a la cabeza, pidiéndonos, con una sonrisa y desde el talante y el compromiso con los ciudadanos, eso si, nuestro voto. cuando ofrezca algo más que brindis al sol, señor presidente.
pero por otro lado asistimos desde hace años a un proceso de revisionismo de nuestra más reciente historia. desde lo más sombrío de la derecha, afín todavía al régimen franquista, se ha puesto en marcha desde hace tiempo todo un aparato propagandístico sustentado en una serie de medios de información, intelectuales e historiadores que tienen como único fin maquillar aquél, sometiéndolo a un lavado de cara que realce sus logros y conquistas y oculte sus crímenes y abusos. es este un proceso sutil y discreto que no ha hecho ruido, no ha resultado estrepitoso, simplemente se ha ido instalando entre nosotros y, como el virus más nocivo, ha ido destruyendo barreras y defensas antes de que lo pudiéramos advertir. ahora se habla de “milagrosa” recuperación económica y seguridad ciudadana pero se esconde la miseria que su autarquía provocó en la post-guerra y las represalias contra todos aquellos sospechosos de haber luchado con los rojos. con todo el descaro que son capaces de acumular se presentan en actos públicos para llamar “genocida” a Carrillo al tiempo que esgrimen, para mayor gloria suya, la bandera de un régimen que cometió tantos crímenes que el bueno de Santiago, de ser responsable de aquello de lo que le acusan, debería vivir doscientas vidas sólo para poder compararse. sus representantes políticos llevan años intentando ajustarse un traje de demócratas en el que nunca se han terminado de sentir del todo cómodos así que con el más mínimo gesto ya les asoma la camisa azul por debajo de la solapa. se niegan a condenar, de manera oficial y en el Parlamento, la dictadura franquista bajo el absurdo pretexto de que eso es “remover el pasado” pero con la misma irritante doble moral se arrogan la defensa de la Constitución, Constitución que alguno de ellos no quiso aprobar, conviene recordar, o esgrimen la falta de libertad de algunos pueblos para justificar guerras y bloqueos sangrantes para esas misma poblaciones.
y en esas andamos, unos riéndoles las gracias, la mayoría indiferentes y otros pocos, perplejos, aterrados ante la posibilidad de que todo este llegue a buen puerto y en unos años la imagen que haya quedado de una cruel dictadura sea la del “único gobierno posible” encabezado por un general que enderezó un país a la deriva y lo preparó con mimo y esmero para el momento en que estuviese suficientemente maduro como para responsabilizarse de sí mismo y gobernarse con buen criterio. por eso conviene resistir y desconfiar, la derecha nunca da puntada sin hilo, recordándoles y recordando quiénes fueron aquellos y de dónde vienen éstos, cuáles fueron sus crímenes. tal vez así logremos averiguar a dónde nos quieren llevar, no es tan difícil, y puede, sólo puede, que a alguno, en el fragor de la batalla, se le termine cayendo la máscara, ¿verdad, don Manuel?
y en medio de todo este estruendoso descrédito y desprestigio de nuestra clase dirigente nos encontramos con un rincón de la vida social y política donde aún está representado con total fidelidad el mito, no tanto, de las dos Españas.
cuando Zapatero alcanzó la presidencia una de los puntos fuertes de su Ejecutivo en materia de política social iba a ser un proceso que dieron en llamar “recuperación de la memoria histórica” [PDF]. consistía éste, muy someramente, en una rehabilitación judicial y moral de las víctimas del franquismo a través, entre otras actuaciones, de la reapertura de fosas comunes, revisión de expedientes y juicios a presos republicanos o entrega de indemnizaciones. al margen de lo apropiado o no de esta política, lo que el tiempo ha terminado poniendo de manifiesto es una de las mayores carencias del gobierno socialista, a saber, su capacidad para no contentar del todo a nadie, su molesto y desesperante esfuerzo por nadar y guardar la ropa constantemente. que a la derecha rancia y secular de este país no le iba a gustar todo esto era algo que estaba meridianamente claro, por eso resulta incomprensible la consideración que Zapatero y los suyos han querido demostrar con aquellos que no son otra cosa que los herederos directos de los ejecutores de los crímenes que ahora se tratan de rehabilitar. pero el mayor demérito de este gobierno ha sido dejar inconforme a aquellos a los que iba dirigida esta actuación. para algunos se ha tardado mucho en actuar (IU y ERC), para otros se ha hecho con tibieza y los hay que pensamos que todo esto desprende, como en la mayoría de las actuaciones, sobre todo en el terreno social, del gobierno ZP, un tufo a autocomplacencia y propaganda que reviste, finalmente, a cualquier tipo de gesto de una falta de credibilidad que lo deslegitima volviéndolo en su contra. se trata, básicamente, de que, detrás de cada fosa abierta, cada matrimonio gay, cada inmigrante legalizado o mujer maltratada atendida, vemos un documental en la televisión pública (la de todos ¿se acuerda, señor presidente?) contándonos lo tolerante e integrador que es este gobierno y justo detrás nos parece estar viendo a la paridad ministerial con Zapatero y la vicepresidenta a la cabeza, pidiéndonos, con una sonrisa y desde el talante y el compromiso con los ciudadanos, eso si, nuestro voto. cuando ofrezca algo más que brindis al sol, señor presidente.
pero por otro lado asistimos desde hace años a un proceso de revisionismo de nuestra más reciente historia. desde lo más sombrío de la derecha, afín todavía al régimen franquista, se ha puesto en marcha desde hace tiempo todo un aparato propagandístico sustentado en una serie de medios de información, intelectuales e historiadores que tienen como único fin maquillar aquél, sometiéndolo a un lavado de cara que realce sus logros y conquistas y oculte sus crímenes y abusos. es este un proceso sutil y discreto que no ha hecho ruido, no ha resultado estrepitoso, simplemente se ha ido instalando entre nosotros y, como el virus más nocivo, ha ido destruyendo barreras y defensas antes de que lo pudiéramos advertir. ahora se habla de “milagrosa” recuperación económica y seguridad ciudadana pero se esconde la miseria que su autarquía provocó en la post-guerra y las represalias contra todos aquellos sospechosos de haber luchado con los rojos. con todo el descaro que son capaces de acumular se presentan en actos públicos para llamar “genocida” a Carrillo al tiempo que esgrimen, para mayor gloria suya, la bandera de un régimen que cometió tantos crímenes que el bueno de Santiago, de ser responsable de aquello de lo que le acusan, debería vivir doscientas vidas sólo para poder compararse. sus representantes políticos llevan años intentando ajustarse un traje de demócratas en el que nunca se han terminado de sentir del todo cómodos así que con el más mínimo gesto ya les asoma la camisa azul por debajo de la solapa. se niegan a condenar, de manera oficial y en el Parlamento, la dictadura franquista bajo el absurdo pretexto de que eso es “remover el pasado” pero con la misma irritante doble moral se arrogan la defensa de la Constitución, Constitución que alguno de ellos no quiso aprobar, conviene recordar, o esgrimen la falta de libertad de algunos pueblos para justificar guerras y bloqueos sangrantes para esas misma poblaciones.
y en esas andamos, unos riéndoles las gracias, la mayoría indiferentes y otros pocos, perplejos, aterrados ante la posibilidad de que todo este llegue a buen puerto y en unos años la imagen que haya quedado de una cruel dictadura sea la del “único gobierno posible” encabezado por un general que enderezó un país a la deriva y lo preparó con mimo y esmero para el momento en que estuviese suficientemente maduro como para responsabilizarse de sí mismo y gobernarse con buen criterio. por eso conviene resistir y desconfiar, la derecha nunca da puntada sin hilo, recordándoles y recordando quiénes fueron aquellos y de dónde vienen éstos, cuáles fueron sus crímenes. tal vez así logremos averiguar a dónde nos quieren llevar, no es tan difícil, y puede, sólo puede, que a alguno, en el fragor de la batalla, se le termine cayendo la máscara, ¿verdad, don Manuel?
Etiquetas: dictadura, españa, francisco franco, golpe de estado, guerra civil, josé luis rodríguez zapatero, manuel fraga, memoria histórica
escrito por Hubert a las 13:43